13/12/13

LEMUS ABANDONA PACTO CON LETRAS LIBRES

Rafael Lemus denuncia que Letras Libres está “ocupada en censurar toda práctica de izquierda”. Pero si hubo una nueva práctica de ese grupo en el último lustro fue declararse de izquierda.

PhotobucketEnrique Krauze, director de la revista, dijo: “El camino debe venir de la izquierda” (Reforma, 21/3/2010). Su hijo, León Krauze, quizá fue el primer colaborador joven en anunciarlo: “Soy, pues, un hombre de izquierda. Y en México soy un huérfano político” (Milenio, 9/12/2009).

Uno de los legados de Ebrard fue hacer posible a una generación de intelectuales mexicanos decir que él y ellos eran de izquierda. El proceso viene desde el “liberalismo social” de Salinas.

Este 5 de diciembre, Rafael Lemus se declaró de izquierda. Lo hizo en carta abierta a E. Krauze para renunciar al consejo de Letras Libres y denunciarlo públicamente por censura.

El término es vago. Pareciera que Lemus dice que Letras Libres reprueba (censura) toda manifestación política o cultural de izquierda.

Pero líneas abajo acusa a Krauze de algo más: “Se me ha dicho que puedo expresar mi disenso —siempre y cuando no sea radical”.

Para los historiadores, esta carta es un documento que confiesa cómo se autocensuraba el grupo paceano.

Obviamente, en su carta Lemus omite recordar que por más de un centenar de colaboraciones y más de una década en Letras Libres, aceptó tal censura.

En la primera década del siglo, Lemus fue el vocero oficial joven de la crítica reaccionaria nacional. Por más de un decenio, usó su foro en Letras Libres para elogiar la estética hegemónica y censurar manifestaciones que la rebasaban.

Todo un acervo de artículos, reseñas, podcasts, etc., lo documenta.

¿Qué sucede hoy? Lemus abandona el barco que lo fabricó intelectualmente porque ese barco intelectualmente se hunde.

El grupo paceano está en crisis interna. Los miembros menos comprometidos con el viejo legado (y suficientemente ya capitalizados) hacen maletas.

La carta de Lemus es una cortina de humo para atribuir a Krauze lo que durante muchos años Lemus aceptó, incluidas la “censura” y las “cruzadas” contra los opositores de ese sistema.

Por muchos años, Lemus aceptó las reglas del juego: derechismo político y estético.

Una parte de la opinión ciudadana rebasó esa línea, la crisis interna creció y Lemus ahora busca otro puesto político, dice, en la “izquierda”.

La carta nos permite conocer directamente el contrato ideológico que mantuvo un colaborador duradero de Letras Libres con el sistema que lo fabricó y el modo en que busca conservarse diciéndose ya-no-conservador.

Lemus nos muestra que el intelectual ex-paceano teme que su sistema se caiga.

Leyendo los signos de los tiempos, ese intelectual se deslinda de su propia historia, de su propio génesis.

Como neo-progresista oficial, Lemus apuesta por un viejo par de valores: solapamiento gremial y desmemoria general.