6/7/13

SIMONE Y LOS PREMIOS

La novela Simone de Eduardo Lalo obtuvo el cuantioso Premio Rómulo Gallegos 2013. En Internet noté cierta desazón, que no comparto. Mézclese a Pedro Juan Gutiérrez y Mario Bellatin. Eduardo Lalo no es ese hipogrifo pero hace posible imaginarlo.

Una escritura busca volverse lo que no es. En un sentido técnico: devenir fotografía o migajas en busca de un imán (otro género o formato). También en un sentido existencial: Lalo escribe desde un resquemor caribeño. Una palabra define su estilo: maledicencia.

Lalo es también artista visual, dentro y fuera de lo impreso. Se suelen resaltar sus libros-de-artista (que yo no clasificaría como tales). Entre sus libros, prefiero El deseo del lápiz. Castigo, urbanismo, escritura y Los países invisibles.

Un hombre moderno que ya no cree en Dios pero mantiene una relación trascendental con un ente que lo sobrepasa, salva y castiga, teologa con una ciudad. Lalo es un escritor transverberado por San Juan.

Simone es una novela que comienza como un diario y ensayo. Por una cantidad suficiente de páginas iniciales se lee como una bitácora rencorosa e irritante, que molesta de tanto rechazo a los otros y su circunstancia. La voz del libro es el alter ego de Lalo, atrapado.

El libro avanza y aparece una mujer. Cobra forma de novela. O autobiografía. Li es una camarera culta y una china–puertorriqueña de cuya pista y cercanía se enamora. El tono y la forma del libro cambian. Li se vuelve el bonito premio del escritor amargo.

Li parecería derruir los filos experimentales del texto al ser una nueva avatar del arquetipo femenino mágico–misterioso, “irreal y previsible”: Alejandra Vidal, La Maga o Cesárea Tinajero, con quien Li resuena.

Cuando la novela amenaza devenir romance redentor, la trama se altera. Un personaje espectral del inicio de la novela toma protagonismo, y la acidez del principio regresa.

En su última esfera dramática, el personaje irrumpe en una fiesta donde Li y su amante, un editor funesto y los invitados se vuelven los demonios de un escritor de una isla colonizada.

En la confrontación, el personaje escupe una diatriba contra la industria editorial española y el imperialismo en general debido a mal de amores y la recuperación de la maledicencia, que había sido puesta en pausa por el idilio con la migrante acomplejada.

Simone es un libro memorable. No es un jueguillo literario, sino una narración retóricamente pensada que deja un mal sabor de boca y un archivo del envenenamiento que retuerce al personaje, por vivir en una cultura colonizada y despreciada por los dominantes y por el personaje mismo, que detesta a sus prójimos, colegas, extraños y superiores.

Ante una larga oleada de libros inanes, Simone reiteró que Eduardo Lalo es un autor sobresaliente, cuya voz es un lugar de grito agrio, y que ama la prosa cuidada de su desencanto.

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POST-DATAS

Polemizan contra Ricardo Piglia, por ser jurado del Premio Rómulo Gallegos, pero olvidan hablar del libro, que, como dije en mi columna, es muy bueno.

Leer nota:  http://www.telesurtv.net/articulos/2013/07/07/escritor-argentino-ricardo-piglia-defiende-confiabilidad-del-premio-internacional-romulo-gallegos-2884.html

Y la entrevista con Piglia que molestó a antichavistas aquí: http://www.correodelorinoco.gob.ve/entrevistas/escritores-antichavismo-%E2%80%9Cactuan-como-estalinistas%E2%80%9D/#.UduF8KV7-JU.facebook

Una visión periodística literaria desde Caracas: http://issuu.com/rafa_leyva/docs/co-1350 (páginas 16-18)

Eduardo Lalo en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=mnSXjkDX3LA&feature=player_embedded