31/5/13

LA NUEVA PELÍCULA DE JODOROWSKY ES...

Pronto veré La danza de la realidad, la nueva película de Alejandro Jodorowsky. Escribo esto en antesala, para decir qué pienso antes de verla.

El cine de Jodorowsky hoy se puede ver en YouTube. Antes veíamos La montaña sagrada o Santa sangre por clubes de cine o videocaseteras. Jodorowsky solía ser autor de culto; hoy es fenómeno de internet.

Jodorowsky fue mimo, teatro-loco experimental, escritor, cineasta y luego terapeuta. Psicomago se llama a sí mismo. Unos lo juzgan un genio; otros, un charlatán.

Ni genio ni charlatán: es un artista-terapéutico. Jodorowsky busca un arte no-neurótico. Este deseo lo vuelve un artista extra-ordinario.

Se le acusa de ególatra. Eso no es exacto. El defecto real de Jodorowsky es su excesivo entusiasmo, que todavía le produce autoengaños, que cobran forma de fans.

Dejó la hubris: la arrogancia de los héroes. Pero aún cree en la magia: la fantasía poética.

Creer en la magia le conduce a diositis, simbolitis, ritualitis (y solucionitis instantánea). 

Jodorowsky no ha querido darse cuenta que el hombre solo puede transformarse estableciendo una disciplina clara y permanente de crecimiento. Jodorowsky sigue buscando revelaciones, conversiones, poesía y fe en epifanías.

Ya sé varias cosas de la película. La primera es que la voy a disfrutar.

Jodorowsky hace películas significativas, piezas de arte psicoanalítico, distintas a la plaga emocional de Hollywood o Televisa.

Asimismo sé que esta película tendrá las virtudes de sus predecesoras: ser una película donde el personaje vive un drama vital que es una prueba de autodesarrollo. En Santa sangre, por ejemplo, el protagonista adquiere un aprendizaje tremendo.

En lugar de reiterar el arte, cine y literatura actuales —en que el mensaje es casi siempre “miren el idiota emocional que soy, por favor, rían o aplaudan la estetización de mi inmadurez”— Jodorowsky busca un arte a favor del crecimiento interno.

Sus libros y cine son crónicas simbólicas de procesos de sanación.

Y sé también que La danza de la realidad tendrá sus tradicionales defectos.

Como los previos, este film estará hecho para públicos cultos. Jodorowsky hace esto mediante el uso excesivo de simbología. Ese exceso de símbolos acarrea espectáculo visual.

Y al espectador le pide saber y apreciar una estética surreal que en nuestras culturas solo poseen las clases estéticamente entrenadas. Para entender bien a Jodorowsky, hay que ser iniciado y, para colmo, iniciado del arte.

Los que logran entender el cine esotérico jodorowskiano quedan fascinados por lo estético, y lo medicinal disminuye. Y la mayoría, simplemente, no podría entender tanta poetización y arte.

Ya viene la película. Ya casi la veo en cine o casa. Y puedo apostar que afortunada y desgraciadamente es medicinal y esotérica.

Ya les diré si me equivoqué o no.




L=A=N=G=U=A=G=E CONTRAATACA! POETICAS DE CHARLES BERNSTEIN

Ya está circulando la amplia compilación de poéticas de Charles Bernstein, uno de los poetas norteamericanos vivos más influyentes en la actualidad. Sin Bernstein la poesía norteamericana actual no sería comprensible. La editorial Aldus y los traductores de este libro decidimos hacerlo accesible a los lectores en español. El libro ya está a la venta.

ALDUS EDITORIAL (México)
Heriberto Yépez (coord.)
Prólogo de Eduardo Espina

Traducciones de Mario Bogarín, Alejandro Espinoza Galindo, Hugo García Manríquez, Mayra Luna, Erneto Livon-Grosman,  y Heriberto Yépez

Aldus Editorial
Facebook


400 pages

Prólogo: EI poema como “Comedia dell'idea”  Eduardo Espina

De CONTENT'S DREAM. Essays 1975-1984 (1986)


Tres o cuatro cosas que sé sobre él
Pajas sueltas y hombres de paja
Algo particular
La medida del pensamiento
Escritura y metodo
Una entrevista con Tom Beckett

De A POETICS (1992)

Estado del arte
EI artificio de la absorción
Profesando Stein/ Stein profesando

De MY WAY. SPEECHES & POEMS (1999)

La venganza del poeta-crftico o Las partes son mayores que la suma dell todo
Thelonious Monk y la interpretacion de la poesía
Verso introyectivo
Poética de las Américas
Instituciones provisionales. Las editoriales alternativas y la innovacíon poética
Una entrevista autobiográfica
A quién le toma el pelo
Verso desrepresentativo
La escucha detenida. La poesfa y la presentacion pública de la palabra
Precaución: Área de poesía: Públicos en construcción

 De ATTACK OF THE DIFFICULT POEMS (2010) Y TEXTOS NO RECOGIDOS EN LIBROS

El poema difícil
Lectritura creativa: Un manual
La poesía y/o lo sagrado
Contra e1 Mes Nacional de la Poesía
¡Basta!

27/5/13

SOBRE OCTAVIO PAZ - LA CASA DEL POETA - GENEY BELTRAN

COMENTARIO #1

En las última semana —a partir de mi texto sobre Rulfo— Geney Beltrán me ha criticado irónicamente en su cuenta de twitter. Primero dijo que mi discusión con Pablo Raphael y Tryno Maldonado era una "mutua masturbación pública". Le pedí respeto y no sólo no se disculpó sino que alegó que era yo quien no entendía la índole literaria de su ironía.

Luego me reclamó que no diera nombres en el texto sobre Rulfo. (Quizá se sintió aludido). Lo curioso es que condenaba que no diera nombres en el texto sobre Rulfo y cuando los di (en mi discusión con T. Maldonado y P. Raphael) me condena por hacerlo. Le dije a Beltrán que no entendía su incoherencia.


Hemos intercambiado comentarios. Cuando insistía en que él era un crítico que defendía la literatura, le recordé que su invitación hace unos años —como editor del Fondo de Cultura Económica— a que yo le enviara un libro de ensayo. Pero, aclaraba, yo debía omitir textos críticos a Paz, que era "autor de la casa".

Me negué. Soy un escritor y no acepto censuras o peticiones de esa clase. En sus tuits recientes, ha dicho que, según él, me dijo eso para no decir que mi texto era "pésimo" y no pasaría un dictamen del FCE; es decir, en lugar de reconocer su error ético como editor del FCE y decirle a un colega que se censurara con tal de publicar ahí, me echa tierra de nuevo. No lo considero justo y más bien es una nueva ofensa de su parte. Como colega, entonces, creo necesario responderle.

Aquí está su tuit donde dice HOY que lo hizo para protegerme: https://twitter.com/GeneyBeltran/status/339102837923528704

Dice, además, que en el texto a continuación atacó la persona de Paz y que eso haría que no pasara el dictamen: https://twitter.com/GeneyBeltran/status/339100160938373120

Para que el lector decida, aquí están las partes de esa charla que se refieren a Paz (publicada en la revista Alforja, núm. 28, México, primavera del 2004).

"MUERTE CRITICA DE LA POESIA MEXICANA"  
(los dos fragmentos sobre Paz, que Beltrán descalifica).


 "Cedo el micrófono a Donald Hall, inventor del término McPoema a mediados de los años ochenta:


“[las características de los McPoemas son] ...ser frecuentemente legibles, encantadores, graciosos, conmovedores, algunas veces incluso inteligentes. Usualmente son breves, se parecen unos a otros, y no hacen grandes afirmaciones sino que conectan unas pequeñas cosas con otras pequeñas cosas” (citado en Opposing Poetries, de Hank Lazer, Northwestern University Press, Illinois, 1996, p. 21.)

En Estados Unidos y México este tipo de McPoema, creo, es el que domina en la enseñanza de talleres literarios, universidades, antologías y revistas. Si tuviera afán de molestar gente —hoy no lo tengo, hoy estoy más bien enfermo—  podría citar poemas de este tipo recientemente escritos en México. Este poema se trata de una estrategia para utilizar estilos y ritmos consagrados —los derivados, digamos de Marco Antonio Campos, Octavio Paz, o cualquier otro poeta del pasado inmediato— para re-producir el sujeto poético tradicional y su mundo de pequeñas cosas. En valiosas recopilaciones como Manantial latente o Generación del 2000, sin embargo, hay mucha macpoesía.

También —es justo decirlo— hay alguna escritura interesante.

La poesía mexicana, sobre todo la más joven, aquella que podríamos llamar de la “Generación Tierra Adentro”, tiende a ser conservadora. Quieren escribir como semidioses o, por lo menos, secuestrados por las musas. Virtualmente no existe el experimentalismo. Está palabra, de hecho, causa risa o desconfianza. Ese es el gran problema de la poesía mexicana contemporánea: no experimenta con las estructuras, como sí lo hizo Octavio Paz o Gorostiza, por cierto. El verso mexicano, desde ellos, no ha cambiado drásticamente, como ya tuvo que haberlo hecho. Llaman mi atención, eso sí, autores que experimentan como Gerardo Deniz o Alfonso D’Aquino, que aunque no me parezcan grandes poetas sí es muy apreciable su voluntad de escribir distinto. Otros dos poetas que experimentaron con el lenguaje mexicano fueron Efraín Huerta y Eduardo Lizalde, quienes particularmente me gustan como escrituras que encuentran y desencuentran el lenguaje de la ‘cultura de masas’ con el ‘lenguaje culto’ que de siempre ha manejado la poesía versística."


[Otro fragmento que toca a Paz]:

"El otro gran problema que se refleja en el conservadurismo estructural del verso mexicano contemporáneo, es su alianza ideológica con los poderes hegemónicos. Soy de la posición de que después de Octavio Paz, no se puede escribir poesía en México. Hemos llegado a su muerte crítica, de la cual la negación de su carácter ideológico es parte de la necropsia. Escribir poesía a partir de Paz sería poco ético o cínico. O, si hacemos pastiche de Teodoro Adorno, sería barbárico. Paz —considerado la cima de la poesía nacional— terminó usando la más alta poesía, la de William Blake, para alabar a dos figuras execrables, la del presidente mata-indígenas Ernesto Zedillo y la del empresario mediático Emilio ‘El Tigre’ Azcárraga, responsable mayor de la corrupción del lenguaje mexicano público junto con el discuro gubernamental. Me refiero al último texto que leyó Paz. Su testamento. Leído en la fundación que hasta hace poco llevaba su nombre, recién removido cuando el ‘poeta’ ya fue utilizado y, por lo tanto, ahora es intercambiable.


Para los que tenemos mala memoria, cito aquí esas palabras de decadencia y final de nuestro poetizar:

"...Mi afecto y mi admiración por Ernesto Zedillo...

“Me ligan lazos recientes, pero muy profundos, de amistad con él...
"No cesa de asombrarme la forma generosa con que me ha tratado en estos últimos meses...
"Ello me ha hecho, incluso, cambiar en buena medida mi idea no sólo de los hombres sino muy especialmente, de los hombres políticos...
"...Yo era, de todos modos, amigo de Emilio Azcárraga, este apasionado de las discusiones... Era un personaje que habia exaltado la vida pública mexicana no con una espada... pero sí con una gran dosis de novedad, de originalidad y, digamos la verdad, de generosidad... no era sólo "El Tigre" sino también un ser solar: los tigres son animales solares como nos recuerda William Blake:

Tiger, tiger burning bright
In the forest of the night

"Bueno, esta mezcla de oscuridad y de luz caracteriza no sólo al "Tigre" sino también a todos nuestros amigos...." (Anuario de la Fundación Octavio Paz, núm. 1, Ciudad de México, 1999, pág. 12-13).

¿Habrá que añadir algún comentario a esta cita espantosa? Paz —que gustaba recordarle a Neruda sus pecados políticos— fue haciéndose cada vez más conservador, hasta terminar sus días usando al gran Blake —es decir, la poesía visionaria— para halagar precisamente a las dos fuerzas sucias que están destruyendo nuestra lengua, el gobierno mexicano y las televisoras, que están impulsando la americanización del país. Lo mismo hizo años atrás cuando negó que en México viviéramos una dictadura perfecta (Mario Vargas Llosa verbatim).

Además que Paz al hablar de Blake, el amigo y protegido de lo Obscuro, haya evocado la figura de Azcárraga, en cuya política televisiva veía —o más bien: oía— un eco de los tigres de la noche, cayó en una dolorosa reminiscencia que Paz elabora en “Hora cumplida”:

En nada se parece el sobrino del césar al revolucionario de Sonora, aunque Alfonso Reyes, es unas página que todavía se leen con rubor, al hablar de Virgilio, el amigo y protegido de Augusto, haya evocado la figura de Calles, en cuya política agraria veía —o más bien: oía— un eco de las Geórgicas. (Mientras digo esto, la sombra de don Alfonso me mira, no sé si enojado o contrito. ¡Perdón, tenía que decirlo!”.

Juvenal —el mismo que inventó la expresión “Pan y Circo”— decía que la sola idea de una “Roma Griega” le parecía insoportable. Personalmente sólo consideraría poeta a alguien que la sola idea de un México norteamericano le parezca repudiable. Lo que quiero decir es que la combinación primordial entre poética y crítica en nuestra época —el amanecer rojizo del siglo XXI— es volver a hacer que el poeta se vuelva un intelectual, un crítico, pero no de los poemarios de sus amigos o enemigos (la reseñitis), sino un crítico que intervenga en la formación de la nueva sociedad y en el ataque contra las instituciones y corporaciones que ahora nos dominan.

La Segunda Conquista ya sucedió. Tenemos que revertir este nuevo colonialismo. En ese sentido, sólo la escritura post-colonialista me parece adecuada para nuestra circunstancia.

A nivel ideológico, pues, considero que el texto poético auténtico es aquel que utiliza la autoconciencia de la clase, género, raza y cultura para hacer un tejido más complejo, y no sólo una serie de delicias o falsos avistamientos sobre lo pseudo-Eterno.

Debido a que el lenguaje es un corpus del sujeto-con-los-otros, del ser-en-el-mundo, yo-y-mi-circunstancia, la función de ese sujeto es hacer autoconciencia de su participación mundana e histórica, de la serie de relaciones en que consiste el lenguaje, yendo más allá de la ‘expresividad’ singular que se le atribuye convencionalmente a la figura del artista o el poeta. El poema no es su reflejo, a lo más es su refracción. En el poema, sobre todo, leemos y se entretejen las relaciones epocales."


**
Posdata: Esta charla-lectura la preparé cuando tenía 28 años, el 21 de mayo del 2003, en la Casa del Poeta, Ciudad de México. La amable invitación corrió a cargo de María Rivera. El otro participante fue José Vicente Anaya. Esta es la única ocasión que he sido invitado a la Ciudad de México a dar una charla sobre literatura mexicana. Confieso que lo disfruté y creo que también lo disfrutaron los asistentes.

***


COMENTARIO #2. RESPUESTA A GENEY BELTRAN


Geney Beltrán respondió aquí: Blog en estado comatoso.

No discutiré sus gustos literarios. Cada ser humano posee gustos literarios distintos. Si no le gusta mi obra está en todo su derecho. Conozco otras personas que comparten su disgusto y, asimismo, otras que no. 

El mismo día que Beltrán dice que mi obra no existirá para la literatura mexicana, apareció en Estados Unidos este texto sobre mi libro de Olson y el imperialismo: leer aquí

En México, la crítica lleva años descalificándome y condenando mi obra al olvido. Tengo una colección completa de esos textos. 

En este otro texto, un escritor norteamericano dice que mi obra sirve a los escritores norteamericanos a realizar una autocrítica. No voy a negar que me alegra que allá mi obra sirva para algo y sea discutida.

Entonces, los escritores sabemos que a unos les gustan nuestros libros; a otros no, y, en ambos casos, eso no relevante para lo que hacemos: textos y libros. Los escritores no podemos depender de la crítica, porque cualquier persona puede serlo y, entonces, la crítica no es un criterio de calidad sino una forma de dar tu opinión. Y todas las opiniones son válidas si tienen argumentos.

Ahora, tampoco voy a negar que pienso que críticos como Geney Beltrán cometen los mismos errores de siempre, los mismos: las falacias, la burla, la censura, el ninguneo, el desprecio, la ironía, el rechazo a todo lo se niega a aceptar su autoridad. Una autoridad, por cierto, ya cayéndose.

Por otro lado, creo que Geney Beltrán no se da cuenta que defiende a un sistema corrupto. 
Al defenderlo, además, en lugar de aceptar su error, me echa más tierra, busca desacreditarme más. No puede aceptar que buscó proteger a Paz (y a sí mismo) al pedirme que excluyera ensayos críticos sobre Paz cuando él era editor del Fondo de Cultura Económica.Yo nunca había contado esto —que Beltrán no tiene más remedio que aceptar que hizo debido a la existencia de pruebas— pero los últimos días Beltrán ha sido tan grosero que tuve que recordarle aquella grosería inicial.

Encima de 1) pedir censura, 2) querer justificar con mentiras que lo hizo y 3) echar todavía más tierra a la persona a la que le hizo eso, ahora Beltrán quiere ocultar sus actos diciendo que, en realidad, me dijo que no le enviara textos críticos sobre el "autor de la casa" (y notemos que Beltrán sabe que no puede negar haber usado esa expresión) para no herir mi sensibilidad, porque lo que, según él, quiso evitar que por ese texto mi libro fuera rechazado, ya que el texto era "pésimo". La historia que Beltrán inventa no tiene coherencia. Es a lo que pudo llegar. 

Ahora, por cierto, dice que publicará un texto contra mis textos en que se siente aludido.

Como si todo esto no fuera suficiente, para colmo, Beltrán defiende la censura que en otra ocasión me aplicaron en la revista Tierra Adentro cuando escribí sobre Carlos Fuentes, y como no cambié las partes críticas sobre Fuentes, no publicaron mi texto. 

He platicado con una de las personas encargadas de la edición de ese número y estuvimos de acuerdo en dejar el hecho atrás. En otro caso, una persona de la propia revista, en privado, me pidió disculpas por lo ocurrido. Geney Beltrán, en cambio, a sabiendas de que puede hacer comentarios sobre ese precedente para ocultar sus propios actos, lo revive como si fuera un ejemplo de que yo soy el problema, yo soy el escritor intolerante que no acepta "recomendaciones" (así le llama a la censura); convierte una falla de editores (al pedir remover partes críticas de un texto) en un error  mío. 

Beltrán en lugar de mostrar solidaridad con un colega que defiende la libertad de expresión, me difama y caricaturiza. Eso, en mi opinión, no tiene nombre. O tiene, pero no quiero escribirlo, por respeto a los lectores. 

Ese tipo de actos ocurren constantemente en países donde los intelectuales se ponen al lado de políticas represivas, autoritarias, no-democráticas. Las voces que no aceptamos censura (abierta o disimulada), que no aceptamos callar, hacernos que no vemos u oímos, no sólo no somos respetadas sino, al contrario, se busca desacreditarnos, ningunearnos, afectarnos a sabiendas de que son ellos quienes tienen el poder y, efectivamente, su labor de desacreditación tiene efectos en contra nuestra. 

Todo un grupo en el poder cultural en México estaría muy contento si yo no existiera.

Inexplicablemente, Beltrán dice que soy yo quien descalifica moralmente. Cuando todo esto comenzó por sus comentarios groseros en twitter, después de los cuales le pedí respeto como colega, algo que Beltrán, al parecer, desconoce. Aquí vuelve a incurrir en ninguneo, generalidades, mentiras. 

Mi respuesta, en general, ya se le dije. Huye de ella. Obviamente, no puede decir nada:

Geney Beltrán dice que mintió entonces; yo digo que miente hoy. 
En algo estamos de acuerdo: 
Geney Beltrán miente.

Le deseo mucha suerte en el camino que ha elegido.
Con todo respeto, a él y al sistema de poder que protege y obedece, les reitero que mi crítica a esa hegemonía en México y Estados Unidos será permanente, sin tregua, sin concesiones y hasta un instante antes de mi muerte.


24/5/13

EDITORIALES INDEPENDIENTES, ¿DE QUIÉN?

La literatura mexicana ya no puede comprenderse sin un nuevo fenómeno: las llamadas editoriales independientes. 

Editoriales independientes, a veces, de los lectores: esa democracia y esa tiranía. 

Estas editoriales, al contrario de las transnacionales, publican libros independientemente de si tendrán suficientes lectores–compradores. Hacen colecciones de obras raras o de autores emergentes, libros no comerciales. Libros para pocos. 

Ese lujo no lo pueden pagar los propios editores de libros para los happy few, porque, aunque sus valores son de élite o minoría, incluso los escritores mexicanos más exquisitos viven en el subempleo.

Para la mayoría de estas editoriales ser independientes de los lectores significa ser dependientes de subsidios gubernamentales.

Si les preguntamos, no dirán que son independientes de los “lectores” sino del “mercado”. Dicho abstractamente no se escucha mal. Incluso se escucha moral.

Llamarlas editoriales independientes es inexacto o involuntariamente cómico. Prefiero llamarlas editoriales pequeñas. 

Estas editoriales están cambiando el panorama literario. Las grandes editoriales perdieron, en la última década, mucho de su poder para definir la literatura mexicana. 

Son tan bonitos y selectos los libros de las editoriales pequeñas que los nuevos escritores mexicanos las prefieren. Entre ellos son ya más prestigiosas que las editoriales transnacionales.

Generalmente las manejan escritores del centro de la República. Son pocas las editoriales fuera de Ciudad de México, donde es más caro imprimir algunas obras que luego faciliten pedir subsidio.

A veces en otros países, las editoriales pequeñas son grupúsculos antisistema. En México, la gran mayoría carece de micropolítica alternativa. Simplemente son editoriales de escritores que editan libros de su gusto.

A pesar de que casi todas usan fondos públicos, estas editoriales no abren convocatoria pública. Publican lo que sus editores deciden personalizadamente y los jurados de las convocatorias gubernamentales aprueban en paquete.

Para entender la literatura mexicana hoy se necesita conocer la historia reciente de las editoriales pequeñas. Su lugar es extraño.

Por ejemplo, las revistas principales casi no reseñan estos libros —a excepción de los de contactos cercanos o enemigos a desprestigiar— porque no circulan bien. Seguirles la pista haría que estas revistas perdieran su lazo con el lector común.

Si alguien confía en la imagen de la literatura mexicana construida por las revistas quedaría tan extraviado como si confiara en las librerías, donde casi no se venden estos libros. 

El costo de distribuir bien las sacaría inmediatamente del mercado (al que no casi no han entrado).

Amigos editores: no me reclamen lo aquí dicho. Ustedes mejor que nadie saben que simplemente describo.


*
Posdata: Tocando un tema cercano. El Fondo de Cultura Económica (programa editorial y librería del gobierno) apoya la Feria del Libro Independiente en DF. Qué bien que lo hacen.

Ahora, pensemos en algo muy relacionado con todo esto. Vean el mapa de dónde están las librerías del FCE: http://www.fondodeculturaeconomica.com/Contacto/

¿Qué les dice esa mapa?




18/5/13

LA ENSEÑANZA QUE NOS DEJÓ JUAN RULFO


Este 2013 se cumplen 60 años de El llano en llamas, que sería la mayor obra literaria mexicana de no ser porque dos años después Juan Rulfo decidió publicar Pedro Páramo.

Algunos escritores dizque vivos saben tan poco de literatura que desdeñan a Rulfo, la cima estética de la literatura mexicana.

Y quizá latinoamericana, junto a Borges, tan distintos.

Rulfo era un hombre sensible, con una accidentada experiencia mundana, frecuente en grandes novelistas. Rulfo gustaba recordar que había sido agente migratorio y vendedor de llantas.

Lo decía para desalinearse de literatos soberbios y clasistas. Esos que aspiran a ser cosmopolitas de tan poco que han vivido.

Rulfo escribió Pedro Páramo en pocos meses, tres o cinco, según dijo. Gracias a una beca. Lo cual desmiente todas esas tonterías que dicen los escritores mexicanos actuales, increíblemente problematizados por cualquier cosa, incluso por tener o no tener una beca.

Rulfo había ya premeditado la trama de su novela, y con el tono adquirido en sus relatos de la década previa, logró ejecutarla en pocas jornadas.

Rulfo sabía que había hecho una obra maestra. Pero no lo quiso saber inmediatamente la literatura mexicana, que tardó años en aceptarlo, y aún cometió la ridiculez de reseñarla mal y querer ignorarla.

La costumbre le quedó a algunos literatos, quienes todavía periódicamente declaran alguna fruslería sobre Rulfo.

Otro rasgo de Rulfo que todavía no soportan ciertos escritores es que su lenguaje literario esté hecho de voces pueblerinas. Por supuesto Rulfo rehizo ese lenguaje. Pero ese cuento que se echan los literatos de que Rulfo lo inventó totalmente solo lo pueden creer un grupo de personas tan sordas e ignorantes que no se dan cuenta que los pueblos mexicanos son más poéticamente memorables que la estilística nacionalizada.

Los literatos mexicanos están realmente en un estado tan lamentable de percepción —son una mafiecita miserable— que cuando se les pregunta cuál es la gran lección de Rulfo responden que purificar las palabras de la tribu, quedarse callado o buscar la palabra justa, o algún otro cliché de la literatura francesa mal leída. No oyen. 

Si oyeran sabrían que la obra de Rulfo está compuesta de lo contrario: una impureza apretada de dientes, un murmullo enjuto que procura menos la “palabra justa” que narrar la injusticia.

Rulfo es la palabra pegada a la herida. Él deja que las voces hablen, y como esas voces son de fantasmas indígenas y cabrones coloniales, campesinos cristeros y verdugos humillados, personajes muertos y herencias rapaces, dictan su poesía del sufrimiento a un escritor provinciano, a veces sonriente, a veces atormentado. 

Rulfo publicó dos libros. Luego se quedó callado. Pero su lección no es el silencio. Su lección es haber escuchado.

11/5/13

LITERATURA MEXICANA HOY: ¿GENERACION O NUBE?



Aquí critiqué la idea de “generación” de Tryno Maldonado (y otros) para nombrar a la “mejor” narrativa mexicana hoy. Tryno respondió en Emeequis(29-4-2013).

Dice que mi réplica lo hizo replantear “la validez o pertinencia del concepto de generación” y agrega “es Pablo Raphael quien... se anima a ir más allá y... proponer un concepto alternativo al de generación. Lo llama nubes”.

Por “nubes” alude a una “fragmentación [que] hace imposible que se produzcan escuelas o tendencias. El individualismo hace que se multipliquen los gustos”.

Tryno remata su texto retomando la idea de “generación”. Cita a Ortega y Gasset —teórico por excelencia de “generación”— para alegar que “aquello que ejemplifica la solvencia del concepto de generación es que exista una identidad de tendencias... aun en un ámbito... de divergencias”. Dice que por eso peleamos.

“Generación Inexistente”, le llama. ¿Generación-Nube?

Difiero. Muchos ni pertenecemos a la “generación inexistente” ni a una “nube”.

Tryno y Raphael descuidan que “generación” no es el único modo en que un escritor pertenece a algo. Daré el caso del norte, que tanto antipatiza.

Si leemos muchos libros de escritores norteños de los últimos 30 años, es audible que se comunican con literatura colindante, música popular o caló binacional.

Pero quizá se desdeña la validez de identificarse con algo que no sea una pulcra foto con escritores de Ciudad de México.

Se olvida que hay obras que son un diálogo con lo regional y, en general, afinidades ajenas a “generaciones”.

Quizá hay voces literarias que conversan con jornaleros, colonias, migrantes, transporte público, largas filas para cruzar al otro lado, vecinos, paisanos.

En mi caso sería tan falso decir que pertenezco a una “generación” literaria nacional como decir que no pertenezco a nada. Pertenezco a la frontera. Esa frontera no es una “nube” —un Archipiélago ultravioleta de Soledades virtuales—; es una historia enraizada y bracera. Una colectividad viva, ilegal.

Y hay muchas otras autorías que hoy no creen necesario ni identificarse con la “República de las Letras” ni con “nubes” sino que se saben parte, por ejemplo, de la cultura chicana o la zapoteca.

No todos, claro. Muchos sólo se sienten parte del Club de la Ironía Por Encima de Todo. O parte de la “literatura a secas”. Cool por ell@s.

Otros nos sabemos parte de una cultura concreta, a veces pegada a un territorio, a veces a una migración. Conectados no a una élite literata sino a un rancho o urbe, tierra o lengua, pueblo o cruce.

Reconozcamos estas pertenencias. A quienes no tienen los ojos puestos en La Literatura sino el texto enredado con hablas, tribus o lugares.

No queremos sentirnos “cosmopolitas” ni nos quita el sueño ser acusados de “costumbristas”.

No somos “generaciones”. No somos “nubes”. Somos un nosotros. Y somos un chingo.

3/5/13

DERRIDA EN OTRA GUERRA FRÍA

Creo saber porqué a muchos les resulta odioso (y cada vez más) Jacques Derrida.

Hay una razón geopolítica. Derrida era un pensador francés y este mundo, casi norteamericano. Los norteamericanos no lograron crear un pensador de esa talla. En el agón que es pensar, Derrida murió invicto. 

Ahora desean desaparecerlo del mapa.

Derrida escribía de modo complejo. Esto molesta. Nuestra época siente que todo debe ser “accesible” y Fast–food. Si algo es difícil, el lector promedio se ofende. Y afirma que el problema no lo tiene él sino Derrida.

Derrida usaba neologismos y jerga. Ante una diferencia al escribir o hablar, el menor desvío en una letra, vocablo, fraseología o sintaxis, muchos se exasperan. Somos cuadrados.

Probablemente hay pocos lectores propensos a la lupa. Leer no para “entender” un texto sino para interpretarlo.

Muchas personas dicen de la prosa de Derrida: “no se le entiende”. Podrían decir “no logro entenderlo”. El ego odia a Derrida.

Otro motivo por el cual Derrida es detestado: sus textos interpelan casi todo comentario. Y pueden generar interminables comentarios. Todo esto desespera a demasiados.

Pero, sobre todo, Derrida es rechazado porque es radical. La obra derridiana implica abandonar multitud de certezas de la antigüedad, medievo, modernidad y post–modernidad. Derrida era un terrorista de la teoría y nosotros una época que quiere Seguridad.

Las generaciones más jóvenes tienen una fuerte tendencia a “recuperar” todo lo que Derrida dinamita: Dios, la voz lírica, el liberalismo, la Razón, la comunicabilidad.

Derrida inquieta tanto que desde hace años aparecen libros que buscan domesticar y empaquetarlo hasta creerlo compatible con el mercado de ideas reaccionarias.

Derrida desarrolló la desconstrucción, que consiste en poner a flote todo lo que el lenguaje puede decir de sí mismo. Esto es peligroso.

Hemos pasado de la desconstrucción al denial.

Derrida exige una lectura autocrítica que pueda decir a cada momento: ¿qué quiere decir esto? Y resolverlo. O no resolverlo y seguir atenta. Leer como escuchar y sospecharlo todo. Pero en el mundo post–9–11, sospechar te hace sospechoso.

Para TV y CIA, revistas y universidades, “radical” es una palabra condenada. Derrida era un radical. Esto no lo toleran las instituciones, sobre todo, las mentales.

Quizá muchos de los libros que no hemos leído en las últimas décadas son de Freud, Heidegger y Derrida.

Y muchos lectores profesionales —autores, profesores, humanistas— mantendrán su renuencia a Derrida, y disuadirán a otros de leerlo, aprovechando que los mejores soldados del imperio son ciertos atavismos globales de lectura.

Pero vivir este siglo y no conocer la obra de Derrida implica un grave error ético, y un error geopolítico descomunal.

Otra guerra fría continúa. Una guerra para enfriar la teoría.